miércoles, 10 de abril de 2019

¿Un estado estable para la política?


 Cienciaplus/laboratorio Nuevo estado estable de la materia, sólido y líquido a la vez

La ciencia avanza mientras algunos seres humanos nos empeñamos en retroceder. ¡Qué bueno sería que descubriésemos un Estado estable!, sin más, o un estado estable de la política, sólida y líquida a la vez, por supuesto, pero alejada de la chabacanería, el espectáculo, la vileza y la corrupción. Sin duda, la ciencia y aquellos que tienen cierta capacidad para aislarse de nuestras miserias mundanas, al menos a ratos, y emplearse a fondo en la apasionante tarea de la investigación y el conocimiento, nos siguen mostrando un camino viable y estimulante para los seres humanos. El de los avances en el conocimiento de los misterios que rodean la existencia de las cosas y de nosotros mismos. De su mano avanza también la medicina y todo aquello que nos hace la vida más cómoda y fácil. Aunque algunas personas a veces sintamos nostalgia de un pasado con menos avances tecnológicos (que se nos suele hacer más humano), ya que somos presos (afortunadamente) de nuestras emociones y sentimientos, lo cierto es que objetivamente la especie humana ha conseguido mejorar sus condiciones de vida con el avance en el conocimiento. Igualmente cierto es que sólo lo han conseguido unos cuántos, pues hay desequilibrios enormes e inaceptables, y que lo hemos hecho a costa de un planeta del que dependemos y que está gravemente herido por nosotros mismos (nuestras contradicciones biológico-culturales mostradas en forma de irracionalidad absoluta). Por todo ello, quizás, los retos son aún mucho más motivadores y estimulantes, porque no sólo tenemos por delante ampliar nuestro conocimiento sobre el macrocosmos y microcosmos que nos rodea, sino el de nuestra propia supervivencia y dignidad como especie autoconsciente y con elevadas capacidades y oportunidades para decidir sobre su futuro. Seamos positivos pero no dejemos de aportar cada uno nuestro granito de arena (mejor si puede ser una piedrecita). Las cosas no avanzan solas en la dirección que deseamos, es necesario coger el timón y marcar el rumbo.