domingo, 6 de marzo de 2016

Más allá de intereses y quereres




En esta ocasión os invito a leer este interesantísimo y profundo análisis sobre la actual incertidumbre electoral y la viabilidad de los posibles pactos que ha realizado Joan Corominas Masip, y que ha tenido la deferencia de publicarlo en este blog.

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Estamos estrenando una situación del final del bipartidismo surgido de las diferentes elecciones desde el inicio de la transición, incluso del bipartidismo imperfecto y dándonos de bruces con el cuatripartidismo surgido de las elecciones del 20D.


Ha pillado con falta de experiencia y entrenamiento a los grupos políticos para resolver los pactos necesarios para conseguir el acuerdo entre diversos partidos que permitan una mayoría parlamentaria viable, y estable, propia de un sistema democrático representativo.


En las legislaturas iniciadas con las elecciones de 1982, 1986 y 1989 el PSOE obtuvo la mayoría absoluta, igual que el PP en las de 2000 y 2011. En las demás el partido que consiguió la mayoría parlamentaria obtuvo entre 156 y 169 escaños, completando con acuerdos de investidura fundamentalmente con las minorías nacionalistas de derechas.


La única ocasión en que el partido gobernante no consiguió una mayoría absoluta de origen o pactada fue en la legislatura de 2008 en la que el candidato del PSOE resultó elegido en segunda convocatoria con una representatividad del  48,3% del Congreso.

 
Fuente: elaboración propia

Predecir la viabilidad y estabilidad de las coaliciones de gobierno no es tarea fácil al interactuar los intereses y posiciones ideológicas de los partidos que apoyan al gobierno y los que forman la oposición, sobre los posibles acuerdos que obtengan la representatividad requerida.


Los intereses de cada partido están muy ligados a obtener la mayor cuota de poder actual o futuro, y su valoración por cada fuerza política utiliza, desde su interpretación de los distintos escenarios, la teoría de los juegos.


La posición ideológica de cada partido influye, más o menos decisivamente, en la formación de coaliciones de gobierno y oposición. Una manera de cuantificar la posición ideológica de las coaliciones es ponderar en función del número de escaños que aportan las fuerzas que se coaligan, y las que se oponen, la posición ideológica que los ciudadanos otorgan a las diferentes fuerzas políticas en los sondeos electorales del CIS (entre 1 para las posiciones de extrema izquierda y 10 las de extrema derecha)


He elaborado un índice de viabilidad del pacto de gobierno, que tiene en cuenta la diferencia de votos a favor del mismo menos los que están en contra, dividiéndola por la diferencia de la posición ideológica ponderada de la coalición de gobierno y la de la oposición.


La condición de viabilidad de la coalición de gobierno requiere que el índice de viabilidad del pacto sea positivo, y la estabilidad de la misma aumenta  al crecer este índice. En las 10 legislaturas que se han sucedido desde la transición el valor más alto (28,3) se dio en 1982 con la victoria por mayoría absoluta del PSOE y el más bajo (3,2) en la segunda legislatura de José Luis Rodriguez Zapatero, en 2008, en la que el PSOE gobernó con pactos mayoritarios, pero que no alcanzaron la mayoría absoluta de la cámara.


Los resultados de las elecciones del 20D de 2015 reflejan que la distribución del voto mayoritario de los ciudadanos ha recaído en 4 fuerzas políticas (PP, PSOE, CIUDADANOS y PODEMOS), y con una importante delegación de responsabilidad a partidos nacionalistas en Catalunya y Euskadi. No obstante, esta rotura con el tradicional modelo de partidos mayoritarios surgido de la Transición, ha mantenido el peso de las ideologías de izquierda, derecha y nacionalista de manera muy similar a los 11 procesos electorales anteriores: se ha producido una recomposición de las fuerzas políticas hegemónicas dentro de cada grupo ideológico.

 
                     Fuente: elaboración propia

Como consecuencia la legislatura actual ha roto con el modo de conseguir mayorías estables de gobierno, introduciendo posibles alternativas de acuerdos que pueden requerir atravesar fronteras ideológicas clásicas de derecha e izquierda, o de posiciones nacionalistas (unionistas o separatistas), creando un puzle de complicada resolución. Se ha visto claramente en la primera votación de investidura de Pedro Sanchez (PSOE con apoyo de CIUDADANOS) en la que la han apoyado 130 diputados y la han rechazado 219.


Complica, hasta en algunos casos hacer imposible los pactos, la aparición de líneas rojas, reales o magnificadas, que fijan algunos partidos y que impiden ser traspasados por ellos o que las traspasen otros posibles aliados.


 
Fuente: elaboración propia

9 son las principales coaliciones que pueden desarrollarse en esta legislatura, en las que una la lidera el PP y en las demás el PSOE es la fuerza de gobierno, aunque en tres casos conduciría a un gobierno de coalición con PODEMOS. De ellas 5 presuponen pactos transversales de izquierdas y derechas, una es monocolor de izquierdas y 3 necesitan pactos de izquierdas con nacionalistas de derechas e izquierdas. La oposición sería siempre de derechas (el PP como fuerza mayoritaria), salvo en la solución conocida como gran coalición en la que partidos de izquierdas ejercerían la oposición.


De los 9 posibles pactos, 3 son inviables por no alcanzar más apoyos a favor que en contra (índice de viabilidad negativo). Las líneas rojas establecidas por todos los partidos en alguna o varias coaliciones posibles impediría 6 posibles pactos de gobierno. Precisamente los dos únicos pactos sin líneas rojas resultan inviables: estamos ante un laberinto creado pasito a pasito por todos los partidos para inhabilitar cualquier solución.


Las líneas rojas más consistentes son las que impiden al PSOE participar en la gran coalición con el PP y CIUDADANOS, y en las dos coaliciones que requieran la abstención o el apoyo de los partidos nacionalistas separatistas con la condición previa de estos de exigir la aceptación en mayor o menor grado del derecho a decidir. Estas últimas obtendrían un rechazo aún mayor del PP y CIUDADANOS, partidos con los que inexorablemente hay que contar para una modificación constitucional que hiciera posible el derecho a decidir.


Descartadas las 2 coaliciones inviables (la primera de ellas ya fracasada en la votación de investidura de Pedro Sanchez) y las cuatro con líneas rojas insalvables, quedan 3 que deberían intentarse a partir del 4 de marzo hasta el 2 de mayo, fecha en la que estaríamos llamados a repetir las elecciones.


Se trataría de partir del pacto obtenido entre PSOE y CIUDADANOS, y conseguir la abstención del PP o de PODEMOS, COMPROMIS e IU, añadiendo aportaciones de interés para los partidos que ofrecieran su abstención. Tiene un mejor índice de viabilidad la apoyada con la abstención del PP que la que se conseguiría con la abstención de las demás fuerzas de la izquierda, lo cual no predefine su deseabilidad para el conjunto de la ciudadanía. La primera tendría la ventaja adicional de que no situaría al PP en una posición previa de bloqueo de cualquier cambio constitucional.


Un muy buen índice de viabilidad obtendría la coalición del PSOE, CIUDADANOS, PODEMOS y los demás partidos de la izquierda: hay campo de juego para llegar a cesiones mutuas que permitan este pacto de gobierno que podría revertir una parte importante de los destrozos resultantes de la crisis de 2008 (y de las políticas de austeridad promovidas para hacerle frente) y encauzar un modelo de salida de la crisis más inclusivo y sostenible. Su viabilidad exige que la barrera derecha-izquierda sea franqueable, aunque se mantengan recelos y vigilancias mutuas.


Si no se consigue alguno de estos tres posibles pactos volveremos a las urnas el 26 de junio. Probablemente la mayoría de los partidos políticos, si no todos,  están escudriñando las ventajas o pérdidas que les reportaría llegar a unos nuevos comicios y actúen en estos dos meses en función de sus expectativas futuras.


Pero también los ciudadanos contemplan con estupor y rabia que los partidos a los que han elegido no sepan, o quieran, deshacer este complicado laberinto político. Seguramente si volvieran a ser llamados a votar, la parte de la sociedad menos interesada en la política tendería a aumentar la abstención. Los que se inclinaran a volver a votar seguramente tendrían en cuenta, dentro de su campo ideológico, los esfuerzos realizados por los diversos partidos para resolver el difícil equilibrio que decidieron ellos el 20D, modificando su voto en función de esta premisa.


Algunos sondeos de opinión han adelantado que probablemente los grandes grupos de derecha, izquierda y nacionalistas permanecerían inalterados, mejorando la posición de los partidos políticos que consideren que han sido más fieles a la voluntad de los ciudadanos de recomponer nuestro sistema de partidos políticos mayoritarios y penalizando al resto. Los cambios, probablemente, no superarán el 2% del total de votos, en más o en menos, obtenidos el 20D.


Con la distribución de escaños que corresponden a cada  porcentaje de votos obtenido, fruto de la aplicación electoral de la ley d’Hont, un aumento del 2% del voto otorgado a un partido (hipótesis) conduciría a un incremento de 9 escaños y la correspondiente pérdida en el mismo 25 en otro disminuiría su resultado en otros 9 escaños. Este es el pequeño margen previsible de variabilidad del espectro político actual en un nuevo proceso electoral.


                   Fuente: elaboración propia

Hasta aquí mi interpretación del proceso de configuración de un nuevo gobierno para resolver los problemas de nuestra sociedad: salida de la crisis, reducción de las desigualdades, nuevo modelo de crecimiento económico, lucha contra la corrupción, fortalecimiento institucional y solución negociada al conflicto con Catalunya, buscando su integración, y las de todos los territorios, en una España inclusiva. Para llevar a cabo estas tareas es imprescindible actualizar y reformar la Constitución, que es tarea inexcusable para el acuerdo y acomodo de todos los partidos y territorios.


Es mucho lo que les pedimos a los partidos a los que hemos votado y que queremos que no nos defrauden: ES SU HORA, más allá de sus intereses y quereres.


Joan Corominas Masip