miércoles, 24 de febrero de 2016

Una nueva frustración para buena parte de la sociedad española que tendrá consecuencias.



La opción elegida por Pedro Sánchez de firmar hoy un acuerdo con Albert Rivera, ya sea por falta de valentía, ya sea porque en su partido no le iban a dejar hacer otra cosa o bien porque la actitud de PODEMOS así lo ha forzado, supone una nueva frustración para muchos ciudadanos con grandes esperanzas en los cambios que podría suponer un pacto de las fuerzas de izquierdas.
Independientemente de las mejoras que supongan las medidas acordadas por PSOE y CIUDADANOS, que las hay, son tímidas y claramente insuficientes para dar recorrido a los cambios que demanda a día de hoy una buena parte de la sociedad española. De nuevo se queda el país sin proyecto de futuro y los ciudadanos sin una imagen de país ilusionante y motivadora. Todo será  más de lo mismo, con algunas mejoras y algunos cambios que contentarán a los menos exigentes y sacarán alguna sonrisa sarcástica a los privilegiados con menos escrúpulos, y en el objetivo de "salir de la crisis", sin pretensión de corregir la base de lo que nos ha llevado a ella en buena medida. ¿Hasta cuándo estaremos saliendo de la crisis?, ¿hasta que estemos inmersos en la siguiente? Ni que decir de esa ilusión que algunos albergábamos de poder liderar e impulsar como país cambios también en Europa, tan necesarios y urgentes si no queremos que el proyecto europeo se vaya la traste. 

El pacto firmado hoy no va a solucionar el problema planteado en Cataluña, al contrario, posiblemente siga agravándolo y, por cierto, a la cuerda no le queda demasiado recorrido para tensarse más. Si esa cuerda se rompe, pocas personas tienen a día de hoy una idea clara y acotada sobre las consecuencias.

Pero es cierto que no toda la responsabilidad debe recaer sobre el PSOE y su líder. Son también muchos los votantes de PODEMOS frustrados por la actitud intransigente mostrada desde el primer momento tras las elecciones. Nadie duda a día de hoy que no se ha tratado sólo de tomar la iniciativa o de dejarse llevar por las ganas de cambiar las cosas, sino de una estrategia muy bien elucubrada y medida para poner al PSOE contra las cuerdas. Pero entonces ¿qué supone esa estrategia para los votantes?. Independientemente de las razones que la hayan motivado, legítimas, lo cierto es que muchos votantes de PODEMOS también se van a sentir hoy frustrados, y cada vez son más las voces entre éstos que critican de prepotencia y de no haber querido pactar en ningún momento al partido de Pablo Iglesias. 

Llegados a este punto puede que la estrategia de PODEMOS sea a medio y largo plazo, más que pensando en unas nuevas elecciones, pensando quizás en el fracaso del gobierno que pudiera sacar adelante Sánchez, que quedaría retratado junto a CIUDADANOS y posiblemente junto al PP en la próxima legislatura. Ante ese posible fracaso, en unas elecciones adelantadas en la próxima legislatura los miembros de PODEMOS podrían sacar los frutos definitivos que les llevasen a gobernar y a poder impulsar los cambios que proponen. Aún así, cualquier estrategia a medio y largo plazo es muy arriesgada, sobre todo en el caso de PODEMOS, que aunque hasta ahora le ha ido bastante bien, juega con todos en contra (medios de comunicación, gobiernos europeos neoliberales y el de la propia unión europea, grandes empresas, etc.). Por otro lado, si PODEMOS no logra justificar y convencer de su estrategia de algún modo y en algún momento, la frustración en la parte de la sociedad que demanda cambios importantes y políticas decididas de izquierda sería aún mayor y sus ánimos difícilmente recuperables.

Otra opción es que sean nuevamente mayoría los españoles que prefieran lo malo conocido que lo bueno por conocer, y la sociedad en su conjunto se conforme, agache la cabeza y siga adelante sin ilusiones ni motivaciones, simplemente dando un paso tras otro como buenamente pueda. Ese no es un proyecto de país ilusionante para quienes tienen ambición por mejorar, que quizás tendrán que ahogar sus tristezas y frustraciones migrando al extranjero. No perdamos la esperanza. Habrá que seguir luchando y mientras tanto, seguir atentos a este período postelectoral surrealista que ya nos tiene aburridos a todos. Nadie descarta cualquier sorpresa a estas alturas. Lo peor es que, para muchos, hoy se han esfumado la mayor parte de las posibles sorpresas positivas...

jueves, 11 de febrero de 2016

Miedo a la cultura y la ciencia

Tal y como lo refleja Álvaro Colomer en su acertado artículo de hoy en el Diario el Mundo, Matar al escritor "el Real Decreto 5/2013 sentencia que, cuando un creador supera los 65, debe renunciar a los derechos de autor generados por las obras que publique, así como a los beneficios que pueda obtener por la obtención de un premio, por la realización de una conferencia o, en general, por cualquier actividad de carácter intelectual que alguien tenga a bien remunerarle".

Lo más grave de esto no es el atraco a creadores e intelectuales, o coartar su capacidad para crear, que es gravísimo, intolerable y muy triste, sino que aún más grave y alarmante me parece que buena parte de los ciudadanos de un país apoye a un partido político que tiene miedo a la cultura. Igualmente ocurre con la ciencia, también hay miedo de que la inteligencia brille en nuestro país, y se condena a nuestros mejores cerebros a tener que dejar sus mejores e innovadoras ideas en países extranjeros. Será porque si están aquí votan...y además son inteligentes... ¿Qué España quiere esta gente? ¿Cómo podemos consentir los ciudadanos que un puñado de ignorantes privilegiados o sinvergüenzas y ladrones incultos nos robe el país? ¿Cómo podemos apoyar a un partido que sólo defiende a esta gente, por muy honrados que fueran los del partido y limpio que estuviese éste (que no es el caso precisamente)?

miércoles, 10 de febrero de 2016

El espíritu de la Transición


Menos rollos de "espíritu de la Transición". Que no nos cuenten milongas y los que están ahora en la política que se lo crean de verdad y generen un "espíritu de transición real" o como le quieran llamar, o en caso contrario, sencillamente que trabajen para los ciudadanos que les pagamos. Pero que cambién cuanto antes este país, apuesten por la educación, la sanidad, la innovación e investigación, nos devuelvan la dignidad y los derechos a los ciudadanos, y lo pongan viento en popa hacia el futuro. Esa es la transición que necesitamos ahora, la que nos saque del inmovilismo y la cultura de los pelotazos, la que devuelva valores a nuestra sociedad y nos eduque en los principios de la solidaridad, la cooperación y la sostenibilidad. ¡Es urgente por favor!

Comentario a raíz del artículo El espíritu de la transición de Julián Casanova publicado en El País el 10 de febrero de 2016.